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Las manzanas de San Joaquín

  • jmnavarro1986
  • 12 jul 2021
  • 4 Min. de lectura

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La manzana, junto a la minería, el huapango y sus bellas montañas, conforman los símbolos que han nutrido los diferentes logos de San Joaquín. Cuando uno camina por las calles de este pueblo mágico, en los meses de julio y agosto, no es difícil encontrarse con algún árbol rebosante, con las manzanas doblando sus brazos y dejando los frutos tentadoramente al alcance de la mano del visitante.

Sin embargo, cabe mencionar que las huertas de manzana que hoy conocemos no eran parte de las actividades productivas de la zona, sino que se incorporaron al campo serrano apenas en el siglo XX. A continuación, vamos a conocer un poco de la historia de la manzana en San Joaquín y la región.

Hay una manzana propia del lugar, al que algunos llaman perón o manzana criolla. Tiene un sabor agrio y es el recomendado para hacer ate. Aunque, cabe mencionar que el ate es también un producto más de décadas recientes.

Fue en los años sesenta cuando se sembraron huertas con manzana proveniente de otros lugares. En la localidad de La Esperanza, Cadereyta de Montes, se importó manzana de Estados Unidos. En San Joaquín, el padre Ordaz mandó cultivar igualmente una huerta por debajo de donde se encuentra el mirador La Crucita. Y Salvador Torres, reconocido minero, a su vez puso otra huerta en su rancho Las Estacas. En la década de los setenta, se siembra la huerta que actualmente es conocida como Finca Doña Lore, en la localidad de Agua de Venado. Pero la inversión para cultivar estas huertas requería un monto mayor al promedio, por lo que no era algo común todavía encontrarse con ellas, y eran más bien algo novedoso en el panorama.

No es sino hasta el año de 1980, cuando un programa impulsado por gobierno federal, apoyó con árboles y dinero para sembrar huertas de manzanas del tipo Golden y Red Delicious a los pobladores sanjoaquinenses y de la región. Se les pagó, inclusive, el trabajo realizado para preparar las terrazas en su propio terreno. El objetivo era convertirse en un referente de la producción de manzana y poder potenciar de esta manera la economía. Las personas entonces cambiaron algunas de sus parcelas de maíz por las huertas.

El árbol de manzana se identificó efectivamente con la sierra fría del municipio y rápidamente a lo largo de los años se convirtió en algo cotidiano de su paisaje. Ahora, en la mayoría de las rancherías, que cumplen con ciertas condiciones climáticas y de altitud, se puede observar las filas de estos árboles con su fruto amarillo o rojo.

No obstante, la comercialización no se dio como se esperaba. El producto final lo pagaban a un precio menor al de manzanas de otros estados. Se intentó también hacer licor y ate para poder venderlo. Se instaló una procesadora, en donde se elaboraban los derivados del fruto en cuestión. Y aunque se ha convertido en una costumbre, no logró ser una fuente importante de ingreso para las familias.

En el año 2005, el municipio de San Joaquín planteó un proyecto de desarrollo, que consistía en convertir la manzana sanjoaquinense en néctar, envasarla y ofrecerla al mercado. El proyecto fue elegido por la SEDESOL, inyectando una importante cantidad de dinero. Se formó una asociación integrada por los diferentes productores de manzana. Para conseguir los objetivos, se hizo convenio con la empresa de bebidas Cooperativa Pascual, quien se encargó de maquilar y elaborar el néctar, y con Tetra Pak, quien envasó el líquido.

El producto se expuso en varias tiendas del estado de Querétaro y Guanajuato. El néctar daba la impresión de poder llegar a convertirse en los preferidos de los centros comerciales importantes e, incluso, del sector salud en hospitales; pero situaciones financieras, administrativas y de dinámica del mercado llevaron a que el proyecto no creciera y, por el contrario, viniera a la baja hasta desaparecer. Muchos jugos se quedaron en bodega y ahí caducaron. El jugo dejó de hacerse.

Los pobladores han dejado de cultivar la manzana tan esmeradamente. Algunas huertas comienzan a secarse. Sin embargo, algunas tomaron un rumbo turístico como la conocida Finca Doña Lore, establecimiento que lleva ya varios años, desde el 2006, ofreciéndose como un espacio para que el turista interactúe con la manzana, creando una marca de licor propia.

Existen otras huertas que también se han volcado a ser un espacio ecoturístico. A continuación, mencionamos algunas:

  • En Parque La Escondida, localizado en la cabecera municipal, se puede caminar agradablemente a la par de ir observando la huerta que rodea al lugar.

  • Por su parte, Cabañas Rústicas Xakali, en El Puerto del Rosarito, a 25 minutos de la cabecera municipal de San Joaquín, entre su diversidad de cultivos, cuenta , por supuesto, con árboles de manzana para la delicia de sus huéspedes.

  • En Maravillas, famosa por sus cascadas, es también ideal para la producción de manzanas y se puede realizar senderismo y aprovechar para llevarse como souvenir una bonita canasta de fruta de temporada. Puedes checar nuestros recorridos al respecto en este sitio web.

  • En la localidad de Nuevo San Joaquín, el visitante también podrá encontrar planicies tapizadas con filas de árboles de hermosos frutos redondos. Si te hospedas en Cabañas Las Ovejas, seguro que podrás conocerlas.

  • En la zona de cabañas conocida como El Bosque de las hojas, ubicada un poco antes de llegar a la población de El Doctor, Cadereyta de Montes, tiene años compartiendo a sus huéspedes su peculiar manzana del amor, y preparando pay en horno de piedra, además de licor y jugo.

  • En la localidad de El Sarro, a 10 minutos de El Doctor, adentrándose por un camino de terracería, el turista puede llegar a disfrutar de la huerta El manantial de la sra. Rocío Arreguín.

  • En La Esperanza, Cadereyta de Montes, localidad con tradición manzanera y con unas grutas preciosas, por supuesto que se puede ir a pasar una linda tarde de picnic bajo la sombra de alguno de sus manzanos.


Además de los mencionados lugares, en las tiendas de artesanías o de abarrotes de San Joaquín, ya es común encontrar los productos derivados de la manzana, principalmente el licor y el ate.

El futuro de la manzana, por lo tanto, parece encaminarse hacia el turismo; por otra parte, no se puede perder de vista que tiene muchos enfoques y puede virar nuevamente hacia un objetivo de exportación, o de consumo local y regional. Aunque lo más seguro es que los diferentes propósitos se complementen

 
 
 

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